El conflicto en Medio Oriente ha escalado drásticamente tras el ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel a instalaciones nucleares en Isfahán, Irán. Este acto militar fue confirmado por el Ejército iraní, coincidiendo con el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica que señala daños en varias plantas de tratamiento de uranio. Según declaraciones oficiales israelíes, los ataques no solo han destruido infraestructuras nucleares críticas, sino que han dejado varios altos mandos militares iraníes, así como varios científicos, entre las víctimas. La cifra de muertos a causa de estos bombardeos asciende a cerca de un centenar, mientras que alrededor de 800 personas han resultado heridas.
Por su parte, Irán ha respondido con ataques de misiles y drones que han causado la muerte de al menos diez israelíes y lesiones a otras 200 personas. Las Fuerzas de Defensa de Israel han afirmado contar con superioridad aérea, lo que les permite continuar la ofensiva en diversas localidades iraníes, advirtiendo que estos bombardeos no se detendrán en el corto plazo. Este intercambio de ataques ha elevado considerablemente las tensiones entre los dos países, con cada parte acusándose mutuamente de desafiar la seguridad y atacar a civiles inocentes. La situación sigue siendo delicada y podría tener repercusiones más amplias en la región.
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