A pocos kilómetros de Liétor se encuentra el ‘Peñasco de los Infiernos’, un paraje inhóspito que resguarda un tesoro arqueológico descubierto hace casi 40 años por un grupo de jóvenes de la localidad. En septiembre de 1985, estos adolescentes, impulsados por la curiosidad y las historias del cura del pueblo, Don Paco, encontraron cerca de 200 piezas de un ajuar andalusí datado entre los siglos X y XI al explorar las áridas rocas del lugar. Este hallazgo no solo impactó a la comunidad sino que también abrió un capítulo importante en la historia local de la arqueología.
El ‘Ajuar de los Infiernos’, que incluye objetos de uso cotidiano, utensilios de caza y pesca, así como armas, fue inicialmente custodiado en el Museo Parroquial de Liétor, donde se convirtió en un motivo de orgullo para los habitantes. Sin embargo, las autoridades decidieron trasladar las piezas al Museo de Albacete por razones de conservación, lo que generó descontento entre los vecinos. A pesar de este revés, los descubridores de este tesoro han mantenido viva la historia y planifican erigir un monumento en honor a su emblemático hallazgo, el candil en forma de ciervo, como símbolo del patrimonio cultural de la región.
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