Miles de personas protagonizan manifestaciones multitudinarias en ciudades estadounidenses como Nueva York, Washington y Miami, bajo el lema «No Kings». Esta movilización, considerada la mayor desde el retorno de Donald Trump al poder, se celebró en más de 2.500 ciudades de los 50 estados del país. Los manifestantes se oponen al creciente autoritarismo atribuido al presidente, expresando su rechazo a las redadas migratorias, la militarización de ciudades y las modificaciones electorales. En un contexto de tensión política, muchas personas exhibieron banderas y trajes de colores llamativos para mantener un ambiente pacífico, pese a las advertencias de disturbios por parte de líderes republicanos.

La plataforma convocante recordó la naturaleza pacífica de la protesta, aunque Texas desplegó la Guardia Nacional ante posibles actos violentos. El evento también atrajo manifestaciones de solidaridad en ciudades europeas. Mientras Trump permanecía en su mansión de Mar-a-Lago, criticó la manifestación en medios de comunicación, negando comportarse como un rey. Los demócratas, por su parte, lo acusan de amenazar la libertad de expresión. El programa de Jimmy Kimmel, suspendido una semana por presiones de la Casa Blanca, volvió al aire comparando las protestas «No Kings» con la Revolución estadounidense, destacando la importancia de la protesta política en la esencia del país.

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