Este jueves, Estados Unidos ha puesto en marcha nuevos aranceles mínimos del 10% a las importaciones globales, tras la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Donald Trump. Este movimiento, anunciado previamente el 1 de agosto, afecta a una lista de casi 70 países, así como a la Unión Europea, con aranceles que van del 10% al 41%, dependiendo del país. La medida se había suspendido por 90 días para permitir negociaciones, resultando en acuerdos con naciones como el Reino Unido y Japón, y un gravamen del 15% acordado con la Unión Europea. Sin embargo, Trump advirtió que impondrá un arancel del 35% si los europeos no cumplen con invertir 600 mil millones de dólares en EE.UU.
En un giro adicional, Trump anunció aranceles del 100% para la importación de chips y semiconductores en un esfuerzo por trasladar la producción a suelo estadounidense. «Si fabricas en Estados Unidos, no habrá recargos», declaró el presidente, instando a las empresas a mover rápidamente sus operaciones internas. Apple ha respondido positivamente, comprometiéndose a invertir 100 mil millones de dólares para aumentar la producción nacional, haciendo que su inversión total en EE.UU. supere los 600 mil millones. Esta decisión busca fortalecer la manufactura nacional mientras plantea una amenaza de aranceles adicionales si no se cumplen los acuerdos empresariales.
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