En una operación reciente en aguas internacionales del océano Pacífico, tres hombres murieron tras un ataque efectuado por las fuerzas militares de Estados Unidos. Según el Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses, la embarcación en la que viajaban los hombres transportaba estupefacientes y estaba vinculada a una organización clasificada como terrorista. El ataque, ocurrido el 15 de noviembre por orden del secretario de Guerra, Pete Hegseth, se enmarca en una serie de acciones dirigidas a combatir el narcotráfico. Esta operación se suma a otras 21 llevadas a cabo en las últimas semanas contra presuntos narcotraficantes, resultando en 83 muertes, según comunicados oficiales.
El foco principal de estas operaciones se ha dirigido hacia Colombia y Venezuela, países considerados claves en la lucha contra el narcotráfico por el presidente estadounidense, Donald Trump. La administración ha mostrado su descontento con el gobierno venezolano, lo que ha intensificado las acciones militares en la región. Paralelamente, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, ha respondido aumentando la presencia militar, desplegando tropas y recursos en cinco provincias del país, al tiempo que la CIA también ha recibido autorización para operar en Venezuela. Este tenso panorama refleja las complejidades diplomáticas y de seguridad en la región, con implicaciones sobre la estabilidad y la cooperación internacional contra el tráfico ilícito de drogas.
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