Portugal se enfrenta a un nuevo ciclo electoral tras vivir un periodo de intensa inestabilidad política que ha llevado al primer ministro, Luís Montenegro, a perder una moción de confianza en el Parlamento. Esta situación ha forzado al presidente Marcelo Rebelo de Sousa a convocar elecciones anticipadas para el 18 de mayo, en medio de un panorama donde ningún partido parece acercarse a una mayoría absoluta. La crisis se ha intensificado debido a un escándalo en el que Montenegro está involucrado, relacionado con una empresa familiar que habría recibido pagos de sus empleadores anteriores, así como la falta de transparencia en una investigación sobre la construcción de su vivienda.
Con encuestas que apuntan a un empate técnico entre las fuerzas políticas principales, la Alianza Democrática (AD) y el Partido Socialista (PS), las perspectivas de un gobierno estable se ven limitadas. Expertos advierten que la incertidumbre política puede tener repercusiones negativas en la economía del país, afectando la vida cotidiana de los portugueses. A medida que se acerca la fecha electoral, el impacto de los recientes escándalos y la estrategia de campaña de los partidos serán cruciales en la definición del próximo gobierno, con la posibilidad de que otras fuerzas políticas como el ultraderechista Chega también se vean afectadas por la volatilidad del clima político.
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