A finales de marzo, España registraba 2.580.138 trabajadores en paro, una cifra alarmante que contrasta con el número récord de vacantes laborales, que alcanzó las 148.018 plazas, un aumento del 6,2% respecto al año anterior. Esta paradoja pone de manifiesto las complejidades del mercado laboral español, que se caracteriza por un elevado número de pequeñas y medianas empresas —el 99,8% del total— que presentan un tamaño inferior al de sus equivalentes europeas. A pesar de la abundancia de ofertas, sectores clave como la tecnología, la sostenibilidad y los cuidados sociales demandan adaptaciones en las competencias de los trabajadores, en un contexto marcado por la alta temporalidad y la rotación laboral.
Por otro lado, el sector público ha destacado en la creación de vacantes, que han pasado del 19% al 35% del total en una década, con un incremento del 174,5% en ofertas de empleo no cubiertas. Esta tendencia ha sustituido el peso que antes ostentaban sectores como el comercio y el turismo. Mientras la tasa de desempleo en la eurozona se sitúa en un histórico 6,1%, España presenta un preocupante 10,4%, con una alarmante tasa de paro juvenil del 25,5%. La alta demanda en áreas como ventas y logística, junto con la escasez de talentos, subraya la urgencia de abordar esta problemática para evitar la pérdida de competitividad y oportunidades laborales en el país.
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