En el transcurso de la decimonovena jornada de la feria de San Isidro en Madrid, el joven novillero Marco Pérez se enfrentó a un ciclo desafiante al lidiar en solitario seis novillos, un desafío significativo que atrajo la atención del público y la crítica. Los ejemplares presentados por la ganadería de Fuente Ymbro y El Freixo mostraron una dispareja presentación, destacándose el bravo y encastado quinto. La tarde se tornó calurosa y, a pesar de que el público esperó con expectación el desempeño del novillero, Pérez no logró cumplir las expectativas. De hecho, sus primeras faenas fueron recibidas con silencio tras varios fallos con la espada, lo que contribuyó a una atmósfera tensa en la plaza.
A lo largo de su actuación, Pérez mostró destellos de talento, especialmente en su enfrentamiento con el penúltimo novillo, donde logró series de pases que resonaron en los tendidos. Sin embargo, también sufrió un par de volteretas que evidenciaron la dureza del combate. A pesar de sus esfuerzos –y de una vuelta al ruedo que no convenció a todos los presentes–, su actuación fue considerada más un intento fallido que un triunfo. La jornada, aunque digna de reconocimiento por la valentía del joven torero, dejó una sensación de insatisfacción, con una crítica que espera más de un prospecto prometedor como él, cuyo futuro todavía se perfila incierto en la dura arena taurina.
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