Estados Unidos ha implementado un arancel del 20% a productos de la Unión Europea, que se suma a un gravamen general del 10% aplicado la semana pasada. Esta nueva política comercial, promovida por el presidente Donald Trump, busca corregir déficits comerciales con China y la UE, al tiempo que protege sectores clave de la economía estadounidense. Aparte de los aranceles a la UE, Estados Unidos también ha aumentado sus impuestos a las importaciones chinas a un total del 104%, en respuesta a las tarifas de represalia impuestas por Pekín. La situación está generando tensiones significativas en el comercio internacional.
En respuesta a las medidas de Estados Unidos, la Comisión Europea ha propuesto tarifas del 25% a productos estadounidenses, que se aplicarán de manera escalonada a partir del 15 de abril. Mientras tanto, Canadá ha reaccionado a los aranceles a vehículos impuestos por Washington con su propio gravamen del 25% sobre coches fabricados en EE.UU. que no cumplan con las normas del T-MEC. Esta escalada en las tarifas comerciales refleja un creciente clima de proteccionismo global y competencias económicas, lo que podría tener un impacto duradero en las relaciones comerciales entre las naciones involucradas.
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