En las remotas y majestuosas alturas del Karakorum, se encuentra la aldea de Hushê, un pequeño enclave que alberga a 1,700 valientes habitantes, aislados por caminos escarpados y exigentes. Esta comunidad, distante de los estruendos de la modernidad, ha mantenido encendida la llama de la esperanza durante más de dos décadas, gracias a la labor de la ONG Sarabastal, con sede en Caspe, Zaragoza. La organización ha enfocado sus esfuerzos en iniciativas de educación, salud y agricultura, contribuyendo al desarrollo sostenible de la región.
Entre los personajes emblemáticos de Hushê destaca Little Karim, reconocido como el mejor porteador de altura de la aldea. Su legado perdura entre los habitantes, quienes recuerdan su inquebrantable amistad con los españoles y su compromiso con la comunidad. Aunque falleció hace dos años, su espíritu vive en proyectos innovadores como “Chicas en la Cumbre”, una iniciativa destinada a formar el primer equipo femenino de escaladoras en Pakistán. Las nietas de Karim, desafiando las normas tradicionales, han logrado conquistar montañas de hasta 6,000 metros, abriendo nuevas puertas en un entorno predominantemente masculino.
El impacto de Karim va más allá de las cumbres individuales; se siente también en la creación de la primera escuela de guías de montaña del país. Esta escuela surge como respuesta a la cruenta realidad de falta de regulación y explotación que padecen muchos porteadores en la región. La formación de guías promete transformar la industria, guiándola hacia un futuro más justo y profesional.
En la misma línea de progreso, la comunidad de Hushê ha experimentado una evolución notable en su equipo local de rescate, que en los últimos dos años ha trabajado en la instalación de cuerdas en un collado peligroso a 5,610 metros. Este esfuerzo refleja un compromiso creciente con la seguridad en las montañas y profesionaliza las habilidades de sus miembros.
Un papel fundamental en este proceso ha sido desempeñado por la Federación de Deportes de Montaña de Castilla-La Mancha, cuya colaboración ha sido decisiva para la implementación de proyectos que no solo mejoran la infraestructura local, sino que también empoderan a los jóvenes y promueven la igualdad de género. Óscar Cardo Briones, vicepresidente de la federación, ha liderado los esfuerzos para conectar la aldea con recursos externos, trabajando junto a un equipo de alpinistas y expertos en montaña.
La combinación de fondos privados, el respaldo de la Diputación de Albacete y la mencionada federación ha sido crucial para garantizar la sostenibilidad de las iniciativas. Este año, Hushê ha fortalecido su unidad, creando un impacto positivo que trasciende las dificultades geográficas. A pesar de su lejanía, esta aldea se ha convertido en un símbolo de resiliencia, demostrando que a través de la solidaridad y el esfuerzo colectivo, es posible trazar caminos hacia un futuro más prometedor.
