La ‘Negra Castellana’ es una de las razas de gallinas más antiguas de Europa, con profundas raíces en la historia española. Se dice que Cristóbal Colón las llevó en sus viajes, y su estándar fue definido en 1926, marcando su reconocimiento oficial. Durante gran parte del siglo XX, esta gallina se destacó por su alta producción de huevos, alcanzando hasta 225 por año. Sin embargo, su popularidad se vio amenazada con la llegada de las gallinas híbridas y la avicultura industrial, lo que casi conduce a su extinción.
Afortunadamente, gracias a la dedicación de criadores como Martín Flores, esta raza ha comenzado a ser recuperada. Flores, que se ha convertido en un apasionado de la ‘Gallina Negra Castellana’, rescata su legado en Albacete, donde la cría y conservación de esta gallina se ha vuelto su principal inspiración. Con características distintivas como su plumaje completamente negro y huevos de un blanco marfil, esta raza autóctona no solo simboliza la herencia cultural de España sino que también está ganando reconocimiento en la gastronomía moderna, siendo utilizada por restaurantes con Estrellas Michelin.
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