La Semana Santa en España es un periodo que no solo se caracteriza por su fervor religioso, sino también por la riqueza de su gastronomía típica, que abarca desde potajes y verduras escabechadas hasta una variedad de dulces y bebidas. Con platos emblemáticos como el potaje de vigilia en Castilla, que marca la época cuaresmal con su énfasis en ingredientes sin carne, o el hornazo de Ávila y Salamanca que celebra la llegada de la carne en el Domingo de Resurrección, los deleites culinarios invitan a todos a disfrutar de sabores tradicionales. Bebidas como la limonada en León y el resoli en Cuenca son acompañantes fieles durante las celebraciones, junto a recetas locales que se transmiten de generación en generación, como los buñuelos en Madrid y el tiznao en Ciudad Real.
Cada región de España aporta su sello único a las tradiciones gastronómicas de la Semana Santa. Desde el choripán en La Rioja hasta los chochos en Murcia, la diversidad de sabores y platos refleja una herencia cultural rica y variada. En las Islas Baleares, platos como las panades y el flaó deleitan a los comensales, mientras que Andalucía se distingue con el ajobacalao y la leche de pava. Al norte, el bacalao y el bolo de ovos de Galicia resaltan la tradición de obsequiar bizcochos a los ahijados. Así, la Semana Santa no solo es una época de devoción, sino también una celebración del patrimonio gastronómico que une a las comunidades a través de la fe y la comida.
Leer noticia completa en El Digital de Albacete.