La icónica isla de Santorini, conocida por sus paisajes idílicos y su afluencia masiva de turistas, enfrenta una dramática situación debido a una serie de terremotos en el mar Egeo. De los 15,000 residentes de la isla, 11,000 han abandonado su hogar en busca de seguridad, dejando las calles de lugares emblemáticos como Oia y Fira desiertas, evocando recuerdos de los días de cuarentena durante la pandemia. Los pocos que quedan son principalmente turistas, mientras que los habitantes locales han optado por huir, algunos con la esperanza de regresar tras el inicio de la temporada de verano.
El clima de alerta se intensifica con la preocupación de un posible tsunami, lo que lleva a los lugareños de Monólithos a construir diques con sacos de arena para protegerse. Unos 6,400 temblores se han registrado en tan solo unas semanas, y los expertos advierten que la actividad sísmica podría continuar. Asimismo, el riesgo de reactivación volcánica genera inquietud, aunque los registros de actividad previa no llevaron a erupciones significativas. El primer ministro griego ha instado a la población a mantener la calma y a seguir las instrucciones de las autoridades en medio de un panorama incierto para la isla.
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