En la vigésimo quinta jornada de la feria de San Isidro, celebrada en Madrid, la corrida de la ganadería Conde de Mayalde dejó un saldo decepcionante, marcado por la flojedad de los toros, que imposibilitó el lucimiento de los toreros. A pesar de que el primer ejemplar fue devuelto a los corrales por invalidez y sustituido, el resto no logró ofrecer un espectáculo satisfactorio. David Fandila, El Fandi, Ismael Martín y Samuel Navalón enfrentaron un lote de toros que, si bien presentaba buena estampa, careció de la bravura necesaria, lo que limitó las oportunidades de mostrar sus habilidades en el ruedo. La tarde, que se desarrolló bajo un cielo soleado y ventoso, atrajo a un público que llenó dos tercios de la plaza, pero que se marchó decepcionado.
Ismael Martín, quien confirmó su alternativa, se mostró decidido a aprovechar la ocasión, aunque las limitaciones de su primer toro dificultaron su capacidad de emoción. Por su parte, Samuel Navalón también destacó en su actuación, logrando conectar con el público a pesar de las adversas condiciones de sus toros. Sin embargo, la expectación que rodea estos festejos se desvaneció en un ambiente donde la calidad del «relleno» del cocido taurino se quedó en las sobras, sin que los tres toreros lograran la deseada conexión con la afición. La corrida se consolidó como un recordatorio de que, en el mundo del toreo, la imprevisibilidad del toro puede ser a la vez un misterio y una frustración.
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