A un año de su sorpresivo triunfo electoral, el presidente argentino Javier Milei ha reafirmado su imagen como un político controversial, manteniendo una firme implementación de políticas económicas que han inclinado hacia un severo plan de ajuste. A pesar de la fuerte crítica que sus medidas han suscitado, su popularidad se ha mantenido en torno al 50 por ciento, gracias a su capacidad para construir una narrativa en torno al concepto de «la casta», diferenciándose así de los políticos tradicionales. Desde su llegada al poder, Milei ha llevado a cabo una drástica reducción del Estado, una reforma laboral y tributaria, así como un agresivo plan para combatir la inflación, aunque esto ha subrayado un aumento significativo en la pobreza y una recesión que ha impactado especialmente a la clase media.
Las cifras son alarmantes: la pobreza ha saltado del 41,7 al 52,9 por ciento en solo seis meses de gobierno, mientras que la inflación, aunque ha mostrado signos de desinflación desde mayo, se sostiene por encima del 190 por ciento interanual. Analistas explican que las medidas de ajuste han recaído principalmente sobre los jubilados y los salarios públicos, logrando Milei estabilizar la inflación, lo que se considera su principal activo en el escenario político actual. Sin embargo, se advierte que el éxito futuro de su partido, La Libertad Avanza, dependerá en gran medida de la eficacia de su modelo económico ante un panorama tan complejo.
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