Los aranceles del 20% impuestos por Estados Unidos a las exportaciones de la Unión Europea ya están en vigor y, aunque se espera que el Gobierno español intente mitigar su impacto con 14.000 millones en créditos ICO, la medida plantea serios desafíos para sectores agroalimentarios clave como el vino, el aceite de oliva y el queso, que podrían enfrentar cancelaciones de pedidos o aumentos en precios. Estas preocupaciones fueron enfatizadas por representantes de organizaciones agrarias, quienes además han solicitado que la Unión Europea no incluya productos agroalimentarios en las posibles respuestas a las sanciones estadounidenses, argumentando que el sector alimentario no debe ser usado como moneda de cambio en disputas comerciales.
Los líderes del sector agrario advierten sobre el peligro de que estos aranceles generen un incremento de precios que afecte tanto a productores como a consumidores. La incertidumbre en los mercados ha llevado a sectores como el de mayoristas de cereales y soja a temer mayores costos de producción, mientras que el Gobierno español aboga por el diálogo con Estados Unidos y la diversificación de mercados hacia regiones como Mercosur o Asia. Desde el Ministerio de Agricultura se subraya la necesidad de proteger a los agricultores y la importancia de mantener relaciones comerciales estables, en un contexto donde las repercusiones de esta nueva guerra comercial podrían ser extensas y costosas.
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