La búsqueda de justicia por la desaparición de María Teresa Fernández, una joven de 18 años que desapareció el 18 de agosto de 2000 en Motril, Granada, sigue activa. Su familia ha solicitado un careo entre Tony Alexander King, condenado por los asesinatos de otras dos jóvenes malagueñas, y Robert Graham, a quien King responsabiliza del crimen de María Teresa. Esta nueva iniciativa se produce después de múltiples intentos de la familia de impulsar la investigación que, en años recientes, ha carecido de avances significativos.
Antonio Fernández, padre de María Teresa, busca que no se olvide el caso de su hija, subrayando la importancia de mantener viva su memoria y la investigación. A lo largo de los años, la familia ha descartado que la joven hubiera huido, señalando que su última comunicación fue un mensaje a su novio en el que indicaba que llegaría tarde a la cita con amigos. En el pasado, solicitaron incluso la declaración de su fallecimiento por motivos administrativos, mientras continúan apelando a la colaboración ciudadana para obtener cualquier nueva información que ayude a resolver el misterio de su desaparición.
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