La localidad de Catarroja, en Valencia, enfrenta una devastadora situación tras el paso de la DANA el pasado 29 de octubre, que generó inundaciones sin precedentes. Aída López, una joven albaceteña residente en la zona, relata las horas de angustia que vivió durante el desastre. Desde su segundo piso, observó cómo el agua alcanzó niveles alarmantes, quedándose a solo dos escalones de su hogar. La tormenta, que inicialmente parecía manejable, se convirtió rápidamente en un torrente que desbordó calles y causó caos. Los intentos de salir a buscar su coche se vieron frustrados por la incontrolable subida del agua, que llegó a cubrir señales de tráfico y arrastrar a muchos vehículos.
Los días posteriores al desastre también han estado marcados por la incertidumbre y la inseguridad. Aída describe un ambiente desolador donde los robos se han vuelto comunes en medio de la crisis. La comunidad, que ya se sentía abandonada en su sufrimiento, ahora enfrenta la desesperanza de ver sus hogares y pertenencias devastadas. La joven, que había hecho planes en Catarroja, se encuentra sumida en una profunda tristeza por la pérdida de su nuevo hogar y el impacto emocional de los sucesos, clamando por un apoyo que parece ausente mientras el pueblo lucha por recuperarse de esta tragedia.
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