«Constantino Molina: La Mirada que Define la Literatura»


Constantino Molina, oriundo de Pozo-Lorente, está a punto de cruzar el umbral de los 40, reflexionando sobre un viaje literario que comenzó tras dejar atrás sus estudios de Humanidades. Su amor por las letras lo llevó a Madrid, donde su vocación por escribir sin pretensiones rápidamente rindió frutos, haciéndolo acreedor del Premio Nacional de Poesía Joven en 2015. A lo largo de una década, ha solidificado su carrera con varias obras y reconocimientos. Su más reciente publicación, «Niño parabólico», fue presentada ayer en la Popular Libros junto al poeta Andrés García Cerdán. Esta obra es descrita por Molina como una exploración de pensamiento y temas tan vastos como el amor y el paso del tiempo, abordados desde una perspectiva que él describe como un eje vital al acercarse a sus cuatro décadas de vida.

En «Niño parabólico», Molina despliega una narrativa intrigante y audaz. La novela promete llevar al lector a reflexiones profundas a través de menciones aparentemente disparatadas como un tomate impreso en 3D o las virtudes del Pandorino frente al Bollycao. Trabajar en la tienda librería del Museo Thyssen ha nutrido su inspiración, rodeado del arte que se encuentra a un tabique de distancia. Aunque insiste en la distinción entre redactar de manera académica y la auténtica escritura nacida de la observación, sus paseos por Madrid han impregnado su obra de la vibrante esencia de la ciudad. A pesar de la hostilidad creciente de la urbe, Molina valora las oportunidades que le ofrece y asegura que «Niño parabólico» es más ficción que autobiografía, a pesar de sus guiños biográficos ocasionales, en una expresión claramente lúdica de su dominio literario.

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