La inflación en la zona euro se mantuvo estable al 2% en julio, alineándose con el objetivo del Banco Central Europeo (BCE) por segundo mes consecutivo, de acuerdo con Eurostat. Este resultado refleja una caída en el costo de la energía del 2,5% interanual, aunque los alimentos frescos experimentaron un aumento del 5,4%. Bienes industriales no energéticos y servicios mostraron ligeros ajustes, incrementando su costo un 0,8% y 3,1% respectivamente. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, se mantuvo al 2,3%, mientras que países como Estonia y Croacia experimentaron las tasas de inflación más elevadas, mientras Chipre presentaba la menor.
Desde una perspectiva económica, expertos como Bert Colijn y Nicola Nobile sugieren que, aunque el panorama inflacionario está bajo control, el BCE debería continuar vigilante. A pesar de la volatilidad económica global, las recientes mejoras en acuerdos comerciales con EE.UU. y factores como la estabilidad de los salarios y la apreciación del euro, brindan un respiro. Mientras tanto, siguen las especulaciones sobre un posible recorte de tipos en el BCE, aunque la atención se centra en la dirección más que en el momento. Analistas anticipan que la inflación general promedio será cercana al 1,7% para el resto del año, con la subyacente un poco por encima del 2%.
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