El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, manifestó su fuerte desaprobación respecto al reciente pacto de inmigración entre el PSOE y Junts, que permite la transferencia de competencias en esta área a la Generalitat de Cataluña. Durante su intervención en el IV Foro Económico Español en Toledo, García-Page se mostró «abochornado» por el acuerdo, considerando que «dinamita» las posibilidades de llegar a un pacto de Estado sobre inmigración en España. Criticó la hipocresía del acuerdo y advirtió que este tipo de decisiones requieren escuchar a la ciudadanía, mientras enfatizaba que los valores sociales y éticos no pueden ser sacrificados por conveniencias políticas.
Felipe González, expresidente del Gobierno, apoyó la postura de García-Page, aclarando que las competencias en materia de inmigración son exclusivas del Estado y no deben ser transferidas ni delegadas. Este desacuerdo subraya una creciente división dentro del PSOE, donde críticos como García-Page consideran que pactar con fuerzas que él califica de extrema derecha es un grave error. Además, la controversia se intensifica, pues algunos miembros de la oposición, incluyendo a Podemos, han tildado el pacto de «racista» y han manifestado su intención de votar en contra en el Congreso, resaltando la polarización en el debate sobre inmigración en España.
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