En el enfrentamiento político entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que tuvo lugar en el pleno del Congreso, Sánchez defendió firmemente la inocencia del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Este aval a la integridad de García Ortiz se respaldó citando la solidez de los sistemas judiciales de España y Europa. Sánchez expresó su convicción de que las instancias judiciales superiores, como el Tribunal Constitucional y los tribunales europeos, acabarán clarificando su inocencia. Ante la acusación de Feijóo sobre si pediría perdón a los españoles por sus declaraciones previas, el presidente fue tajante en su defensa de la verdad, enfatizando su fidelidad a los hechos frente a las estrategias políticas del PP. También se refirió de manera crítica a los medios que difundieron información falsa relacionada con la administración de Isabel Díaz Ayuso.
En este contexto de controversia judicial, Sánchez señaló que el Gobierno había cumplido su deber al relevar al fiscal general y nombrar a Teresa Peramato, destacando su independencia y experiencia. Criticó la falta de propuestas concretas del líder del PP y su relación política con Ayuso, sugiriendo un acuerdo de obediencia ciega. Este debate señala no solo una batalla por el control narrativo sino un trasfondo más profundo de diferencias ideológicas y estrategias políticas en el horizonte electoral. La defensa de Sánchez indica su determinación en mantener una postura de firmeza frente a las adversidades políticas y judiciales, en una España que está observando de cerca los movimientos de sus líderes.
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