Durante su segundo mandato en la Casa Blanca, Donald Trump dedicó su tiempo principalmente a actividades recreativas y a visitar zonas afectadas por desastres naturales. Sin embargo, en una celebración de sus primeros 100 días en el cargo, el presidente se trasladó a Míchigan, donde se dirigió a una multitud de más de 2,000 personas. En un discurso marcado por su característico tono arrogante, Trump destacó los logros de su administración y se comprometió a profundizar en su agenda, que incluye la lucha contra la inmigración ilegal y la protección de los puestos de trabajo en la industria automotriz.
Trump también aprovechó la ocasión para criticar a los jueces que han obstaculizado su política migratoria, tildándolos de «comunistas» y asegurando que su misión es mantener a Estados Unidos seguro. En medio de su discurso, defendió sus iniciativas fiscales, alabó la labor de Elon Musk en la gestión pública y se mostró confiado en un futuro prometedor para el país. Además, hizo comentarios sobre su autoconfianza al señalar que sería un buen papa y expresó su creencia en el respeto que Vladimir Putin le tiene en el contexto de las negociaciones sobre Ucrania.
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